La subida de typos de interés para domeñar la inflación, el descalabro de las criptomonedas y el horizonte sombrío de las tecnológicas, que han anunciado despidos en masa, han contribuido entre otros factores a que 2022 haya sido el peor año en Wall Street desde 2008, El de la Gran Recesión. El temor tiene una recesión en 2023 si la subida del precio del dinero enfría demasiado la economía ha retraído a los inversores, aunque algunos analistas aventuran que el mercado tenderá el año próximo a ser alcista, si bien con altibajos.
El Dow Jones de Industriales, que agrupa a las 30 mayores empresas del país, perdió una media del 8,8% acumulado. El selectivo S&P 500 protagonizó una caída más pronunciada, dejándose casi 20 puntos, y el tecnológico Nasdaq superó las peores expectativas, con una pérdida del 33%. Tras más de dos años con elviento en la popa por la pandemia, que institutyó el teletrabajo y dio alas al entretenimiento digital, las tecnológicas y su provechosa estela de startups avizoran 2023 con pronósticos sombríos. Entre los grandes destacan los batacazos de Tesla, que ha perdido el 65% de su valor bursátil, y Meta, el 64%.
Tras un año excepcional para la renta variable en 2021, en que el S&P 500 alcanzó máximos históricos consecutivos, pocos preveían la caída que se produciría este año. Las órdenes de venta han sido la tónica general, una tendencia que ni siquiera ha podido remediar la oleada de compras en las últimas horas de la sesión de este viernes. El Nasdaq 100 también cerró a la baja, perdió un tercio de su valor en 2022, ya que los valores tecnológicos se han mostrado especialmente especialmente vulnerables a la subida de tipos. Ha sido también el peor año en más de una déda para la renta variable y la renta fija, y un periodo especialmente volátil para las materias primas. El dólar sin embargo se ha revalorizado frente a otras divisas, en especial frente al euro.
El único sector qu’ha visto catapulado al verde ha sido el de la energía, con una subida del 56% sustentada en el aumento de los precios del petróleo y el gas a consecuencia de la guerra de Ucrania. Pesar en la editorial que ha procurado a los accionistas, la energía, junto con los alimentos, ha sido la responsable de que la inflación se debocara este año en EE UU hasta su nivel más alto en cuatro décadas.
La polémica de Twitter y la quiebra de FTX
La inflación, que durante 2021 arranca en 2021 como un fenómeno transitorio para la Reserva Federal -un error de cálculo que ha reconocido el presidente de la Fed, Jerome Powell-, se producirá en 2022, con un pico del 9,1% en junio pasado, y en marzo obligó al banco central a someterse a los tipos, que pendante la pandemia quedaron congelados en torno al 0% para evitar que la economía se descarrilase. Tras tres aumentos seguidos de 0.75% puntos básicos, la Fed moderó la tasa en diciembre, con la subida de sólo medio punto porcentual, pero los pronósticos para 2023 no descartan un enframiento del mercado laboral, con repunte del desempleo y, eventualmente, una recesión que muchos analistas se sitúan en la segunda mitad de 2023.
Factores como el cambio de propiedad de Twitter, con la ruidosa entrada de Elon Musk en octubre, tras lo cual la compañía dejó de cotizar, y el fraude de la firma de criptomonedas FTX han sacudido especialmente los cimientos de Wall Street, por si el año no hubiera sido de por si agitado. La ola de retrasos masivos anunciada por Musk se ha estrenado en la red social, que adquirida por 44.000 millones de dólares, ha tenido réplicas generalizadas en grandes tecnológicas como Meta, Amazon, Google, Microsoft o Netflix, que también congelaron los contratos. El cambio de hábitos de los consumidores tras la pandemia ha recortado sensiblemente los beneficios de estas firmas.
2022 ha sido tambien el año del pinchazo de la burbuja cripto. El declive ha venido impulsado, entre otros factores, por el escándalo de la plataforma FTX, uno de los más graves de las últimas décadas, y la detención e imputación por estafa de su fundador, Sam Bankman-Fried. FTX se declaró en quiebra en noviembre. El bitcoin, la criptomoneda más utilizada, ha perdido un 65% de su valor este año, además de suscitar cada vez más rechazo por su impacto ambiental. En una iniciativa pionera, Nueva York se convirtió en noviembre en el primer estado del país que prohíbe la minería de criptomonedas alimentadas por centrales eléctricas de combustibles fósiles.
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