
Comer como respuesta a la ansiedad o la tristeza está relacionado con danos cardiacossegún una investigación publicada en la revista Revista Europea de Cardiología Preventivaque descubre que comer emocionalmente se asocia con problemas cardiovasculary que el estrés contribuye a esta relación.
“Los comedores emocionales consumen alimentos para satisfacer su cerebro en lugar de su estómago”, afirma el autor del estudio, el profesor Nicolás Girard, coordinador del Centro de Investigación Clínica (CIC-P) y cardiólogo del Hospital Universitario de Nancy (Francia). “La alimentación consciente puede intentar romper este hábito. Es decir, tomarse un tiempo para venir, solo o acompañado, estar en el momento y ser consciente de dónde se está, y no distraerse con el teléfono o la televisión”, comentó.
“El estrés podría ser una de las razones para venir en respuesta a los sentimientos in lugar de chamber”, ha dicho la autora principal, la doctora Sandra Wagner, epidemiología nutricional del CIC-P. “Sabemos que los comedores emocionales son menos conscientes del hambre y la saciedad, pero el ‘mindful eating’ llama la atención sobre estas sensaciones físicas”, añade.
Deporte o meditación como remedio
Él actividad física, hay un paseo o un ejercicio más intenso, también es una forma de evitar comer emocionalmente porque alivia el estrés y proporciona una actividad sustitutiva. Tan solo 10 minutos al día de meditación o ejercicios de respiración también pueden ayudar a reenfocar y reducir el estrés. “En resumen, use las tres M para abandonar el hábito de comer emocionalmente: muévete, meditate y come con atención”, expresó Wagner.
Más de 1.100 participantes
Este fue el primer estudio que evaluó la asociación entre los comportamientos alimentarios en individuos sanos y el daño cardiovascular hace 13 años. El estudio incluye un 1.109 participantes de la cohorte ‘Stanislas’, en la que se inscribieron padres y niñas adolescentes en la región de Lorena, en el norte de Francia, entre 1993 y 1995. la tristeza o la ansiedad, se evaluó mediante el Cuestionario Holandés de Conducta Alimentaria.
Entre las medidas de daño cardiovascular se incluirán la velocidad de la onda del pulso carótido-femoral y la disfunción diastólica, que indica rigidez en las arterias y el corazón, respectivamente. Según estudios anteriores, el aumento de la velocidad de las ondas de pulso, es decir, el rigor de las arterias, se asocia a mayor riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular. La disfunción diastólica, es decir que el corazón se relaja insuficientemente a través de la contracción, se correlaciona con una mayor probabilidad de desenrollarse Insuficiencia cardíaca.
Las asociaciones entre la alimentación emocional y el daño cardiovascular se analizaron tras ajustar por edad, sexo, nivel educativo, diabetes, hipertensión, la diferencia de edad media entre la medición del alimentario y el daño cardiovascular, el índice de masa corporal, los niveles de lípidos en sangre, la actividad física, otras medidas del comportamiento alimentario y la aparición de enfermedades cardiovasculares durante el seguimiento.
Entre los 916 adultos, la mediana de edad en el momento de la medición de la conducta alimentaria era de 44,7 años y casi la mitad (49,7%) eran mujeres. La mediana de tiempo transcurrido entre la medición del comportamiento alimentario y el daño cardiovascular fue de 13,4 años. El alimento emocional se asocia con una mayor velocidad de la onda del pulso (arterias más rígidas) y un aumento del 38 por ciento del riesgo de disfunción diastólica (corazón más rígido).
Comer puede reducir la ansiedad
Los autores llevaron a cabo un análisis de mediación para explorar posibles explicaciones de las asociaciones. Descubriremos que el nivel de estrés explica el 32 por ciento de la asociación entre la alimentación emocional y la disfunción diastólica. “El sistema de recompensa puede estar particularmente implicado en la alimentación emocional, ya que comer puede reducir la ansiedad y comer alimentos reconfortantes puede atenuar la respuesta al estrés agudo“, afirmó el artículo.
La ingesta de energía no media en ninguna de las asociaciones. Según el profesor Girerd, “cabria la esperanza de que los comedores emocionales consuman alimentos rico en caloriaslo que a su vez provocaría problemas cardiovasculares, pero no fue así”. ven menos en otros momentos. Este patrón yo-yo puede tener efectos negativos sobre el corazón y los vasos sanguíneos en comparación con una ingesta estable de alimentos”, ha comentado.
Los autores concluyen que los esfuerzos para prevenir las enfermedades cardiovasculares Deben abordar los comportamientos alimentarios junto con el contenido nutricional. Según Wagner, “Las técnicas para abordar la alimentación emocional ya se utilizan para ayudar a las personas obesas”. Así, este estudio sugiere que dichas estrategias deben extenderse a todos los comedores emocionales, independientemente de su peso, para detener los daños cardiovasculares más adelante en la vida.