Lo necesita más que nunca para dejar claro que sigue siendo el mejor, aunque renuncie al título en la modalidad clásica porque no soporta la posibilidad de una derrota. Magnus Carlsen ha ganado en 72 horas los Mundiales de Rápidos y Relámpago en Almaty (Kazajistán) en ambos casos a lo grande, venciendo por obligación en la última ronda. Su reinado triple solo debe durar cuatro meses porque está previsto que el ruso Ian Niepómniashi y el chino Liren Ding disputan en abril el duelo para suceder al noruego en el trono de partidas lentas.
“Si tengo que elegir, creo que el Mundial Relámpago es el más meritorio y porque son más rondas [21] y por tanto es aun mas duro que el de rapidas [13]. En cuanto al de partidas lentas, bueno, lo ganó cinco veces, pero no es tan apreciado por mí porque renunció a él”, explicó el triple campeón a los periodistas. “Solo quien haya estado en esta situación tan demandado puede escuchar lo durísimo que es este torneo. Lo es incluso para mí, a pesar de haberlo jugado varias veces”, recalcó.
El dominio de Carlsen en estos dos Mundiales acelerados no ha sido abrumador, ni mucho menos. Pero, aparte de su enorme talento, memoria enciclopédica, comprensión muy profunda de la estrategia y gran capacidad de cálculo, es en la determinación de ganar como sea cuando hay que hacerlo donde el escandinavo supera a sus rivales. Esa cualidad es la que suele distinguir a los grandes campeones en muchos deportes.
Carlsen empezó el Mundial Relámpago este jueves -tras ceñirse la corona de Rápidos el miércoles- con una anécdota significativa de su carácter y también de su enorme potencia deportiva. Probablemente por culpa de su padre y representante, Henrik, estaba encerrado y no podía comprobar que se mantuviera en orden, Magnus salió tarde del hotel y quedó atrapado en un atasco de tráfico. En deferencia a ello, los organizadores devolvieron 5 minutos del inicio de la 1ª vuelta para que las autoridades hicieran la bolsa de honor en su mesa, hasta que decidieron realizarla en el estadounidense Hikaru Nakamura.
Pero aun así el noruego estuvo a punto de perderla por tiempo: llegó a su mesa a la carrera, cuando solo le quedarán segundos (las partidas relámpago empiezan con tres minutos para cada jugador, que luego recibe dos segundos adicionales tras cada movimiento), vestido con la parte de arriba de un chándal y un pantalón de estrellitas propio de un pijama. Esas premuras no impidieron que ganara al bielorruso Vladislav Koválev sin mucho esfuerzo y le diera tiempo a cambiarse de ropa antes de la 2ª ronda. Aunque antes 6.5 puntos en las siete primeras partidas, Carlsen operó después cinco empates seguidos para cerrar la jornada; uno de ellos ante Nakamura, quien le sacó un punto cuando se fueron al hotel tras doce rondas.
La sesión del jueves (nueve rondas más) empezó de manera muy distinta, y demostrativa de que la gran diferencia -sobre todo, en las modalidades rápidas- entre Carlsen y Nakamura no es el tamaño de su talento, enorme en ambos casos, sino la actividad. Mientras Nakamura firmaba dos empates sin luchas consecutivas ante el rumano Richard Rapport y Niepómniashi, el escandinavo arriesgaba mucho, jugando bastante más lento de lo habitual en él, para ganar primero al armenio Haik Martyrosián y después a Rapport en una partida de locos donde remontó una perdiendo posición.
Pero Carlsen perdió el siguiente, ante Niepómniashi. Y, después de tres victorias seguidas, volvió a caer, ante otro ruso, Alexéi Sarana, lo que probablemente le obligaba a ganar las dos últimas para lograr el oro sin tener que recurrir al dramatismo del desempate con muerte súbita. Y lo hizo, tumbando consecutivamente al ruso Alexánder Shimánov y al prodigious uzbeko Nodirbek Abdusattórov, de 18 años, campeón del mundo de rápidas en 2021. Cuando éste estrechó su mano en señal de rendición, Carlsen olvidó su habitual frialdad y levantó las dos manos en señal de triunfo: había logrado su gran objetivo de ser triple rey por 3ª vez (como en 2014 y 2019), aunque en esta ocasión solo será durante cuatro meses.
La otra gran sensación de la jornada fue la kazaja Bibisara Assaubáyeva, de 18 años, campeona del mundo por segundo año consecutivo. La iraní Sarasadat Jademalsharieh, de 25, que ha jugado ambos Mundiales sin velo como protesta contra su Gobierno, luchó por los primeros puestos hasta qu’undió en las rondas finales.
Clasificaciones finales: 1º Carlsen 16 puntos; 2º-3º Nakamura y Martyrosián 15; 4º-7º Giri (Países Bajos), Duda (Polonia), Dúbov (Rusia) y Sarana 14,5; 8º-9º Fedoseyev (Rusia) y Informe 14; 10º-14º Artémiev (Rusia), Andreikin (Rusia), Niepómniashi, Keymer (Alemania) y Salem (Emiratos Árabes Unidos) 13,5; 28º Antón (España) 12,5; 47º Niemann (Estados Unidos); 73º Alvar Alonso (España) 11; 78º Vallejo (España) 11; 176 participantes.
1ª Assaubayeva 13; 2º Koneru (India) 12,5; 3ª-4ª Shuválova (Rusia) y Tan (China) 12; 5ª Arabidze (Georgia) 11,5; 99 participantes.
Las listas completas están aquí.
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